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Según el Instituto Nacional de Salud Mental de EEUU, 74% de las personas sufren de ansiedad del habla. Y, como la mayoría de la gente sabe, cuando estamos nerviosos o ansiosos, nuestras mentes y cuerpos tienden a hacer cosas extrañas que no siempre podemos controlar. Sin embargo, si se hace un esfuerzo consciente, puedes ser capaz de evitar algunos de los errores comunes que hacen los oradores públicos. Aquí están algunos hábitos que deberías evitar, junto con sus posibles consecuencias y remedios sugeridos: 1. No adaptar el mensaje a su público Algunos oradores caen en el mal hábito de hacer presentaciones genéricas que no están adaptados para hacer frente a las necesidades de su público en particular. Los oyentes saben cuando el hablante no ha hecho su tarea, y su respuesta oscila entre la decepción y frustración, hasta la ira. Para evitar esto, pregúntate: ¿Quién es mi audiencia? ¿Cuáles son sus temas clave? ¿Cómo saber mi mensaje les ayuda? ¿Cuánto saben ellos sobre el tema? ¿Qué voy a pedirles hacer en respuesta a mi mensaje? Todas las mejores prácticas para hablar en público dependen de este primer principio: conocer a tu público. 2. No mirar a la audiencia Desde principiantes hasta veteranos, la mayoría de los hablantes no logran mantener el contacto visual significativo y sostenido con sus oyentes. Sin darse cuenta, sus ojos corren de una persona a otra, sin hacer una pausa para ver realmente los destinatarios de su mensaje. Para conectar visualmente, mantener el contacto visual durante al menos dos o tres segundos por persona, o el tiempo suficiente para completar una frase u oración completa. La comunicación efectiva es la habilidad más importante de un vocero de marca. 3. Manierismos que distraen Hay por lo menos 20 tics comunes distractores, entre ellos: apretar o retorcerse las manos, caminar de un lado a otro, meter las manos en los bolsillos, el ajuste de su cabello o prendas de vestir, jugar con una pluma, etc. Uno o más de estos hábitos pueden distraer a la audiencia de su mensaje y poner en peligro su credibilidad. Como remedio, grabarse a sí mismo hablar y ver la reproducción. La práctica a menudo para aumentar tu nivel de comodidad y reducir la ansiedad. Toma una clase de hablar en público para eliminar los manierismos que distraen y habituarse movimiento voluntario. 4. Finalizar con preguntas y respuestas. Seguramente has escuchado a un orador terminar una presentación, de otra manera eficaz, con un golpe brusco: ¿Alguna pregunta? Para el público suena muy poco profesional. El gran final es la última oportunidad para reforzar los puntos clave, garantizar la memorabilidad de tu mensaje, y motivar a la audiencia a la acción. Evitar el mal hábito de sugerir preguntas, es vital, porque puede ser anticlimático. En cambio puedes diseñar una estrategia en donde un tercero es quien abre la sesión de preguntas y lleva el orden.