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Este proyecto estima que la jornada de 41 horas a la semana podría dividirse en 4, 5 o 6 días a la semana, teniendo como principal motor la flexibilización” de la jornada, para que el trabajador pueda disponer de la manera que quiera de su jornada así poder trabajar a partir de objetivos que le brinden al trabajador un mejor estilo de vida”. En nuestra legislación vigente, existen diversos tipos de jornadas laborales, la que más estamos acostumbrados es la jornada ordinaria la cual el trabajador debe trabajar un máximo de 45 horas semanales dividida en 5 o 6 días.Así, durante mucho tiempo se ha debatido que dicha jornada es muy extenuante y no permite que el trabajador se desarrolle en otros ámbitos de su personalidad aparte de su vida laboral, perjudicándole su salud y su vida en familia. A partir de lo anterior, una Diputada de la oposición desde el año 2017 ha tratado de impulsar un proyecto que pretende bajar las horas semanales de trabajo a 40 horas. Esta iniciativa no ha estado exenta de polémicas, toda vez que el Gobierno este segundo semestre presentó otra iniciativa que versa sobre 41 horas semanales promedio. En estricto rigor, este proyecto estima que la jornada de 41 horas a la semana podría dividirse en 4, 5 o 6 días a la semana, teniendo como principal motor la flexibilización” de la jornada, para que el trabajador pueda disponer de la manera que quiera de su jornada así poder trabajar a partir de objetivos que le brinden al trabajador un mejor estilo de vida. La oposición como contrapartida establece, que finalmente dicha flexibilización” no es tal, ya que el empleador será quién decida como distribuir dicha jornada, estimando que no habrá acuerdo entre las partes, sino que más bien será una decisión unilateral. Así, el proyecto de la Diputada del Partido Comunista ha tomado fuerza incluso en miembros de la coalición. El oficialismo teme que tenga como consecuencia una baja considerable en la productividad, aspecto que no han podido comprobar a través de estudios que eso sea real. Muy por el contrario, las Pymes, cuando se redujo la jornada a 45 horas, no provocó ni una baja en la productividad ni una reducción en el empleo proyectado para ese entonces. Ambos proyectos tienen como principal interés el bienestar del trabajador y su calidad de vida, de este modo las diferencias entre ambos proyectos no son significativas, por una parte 41 horas flexibilizadas en 4, 5 o 6 días y por otra 40 semanales entre 5 o 6 días. De una u otra forma, como país nos acercaremos a los niveles de los países de la OCDE, los cuales a través de su experiencia nos dejan ver que la productividad, muy por el contrario de lo que se cree, aumentó tras su implementación. De este modo, este proyecto, sumado al cambio en la contingencia nacional por la pandemia COVID-19 pueden ser el inicio de una nueva era sobre como trabajamos y distribuimos nuestra jornada de trabajo, los tiempos y por sobre todo el trabajo remoto. Esperemos sea una buena oportunidad para que la calidad de vida de todos sea más óptima sin perjudicar la productividad.