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En términos similares a las patentes, el registro de una marca da a la empresa el derecho único a impedir que terceros comercialicen productos similares con la misma marca o en su defecto utilizando una marca comercial tan parecida que termine logrando crear demasiada confusión en el mercado. En este sentido, si tu empresa no registra tu marca, otras organizaciones, empresas o instituciones podrían usarla para sus propios productos, el mismo logo o un logo semejante que induzca a confusión. Tus competidores podrían aprovecharse y desarrollar una marca semejante o extremadamente similar y tomar ventaja de la reputación y relaciones que usted ha desarrollado con sus clientes y demás socios comerciales. Esto no sólo reducirá las ganancias de la empresa y confundirá a sus clientes, sino que le causará un gran daño a tu reputación, a tu imagen, y a tu proyección en el mercado especialmente si los productos rivales son de calidad inferior a la tuya. Una marca que goce de buena notoriedad entre los consumidores también se puede utilizar para obtener el apoyo de las instituciones financieras, que cada vez son más conscientes que el éxito comercial de las empresas, organizaciones, instituciones y demás conglomerados con fines de lucro depende en gran medida de las marcas. Por tanto, si bien no es imperativo, es sumamente aconsejable registrar una marca comercial por los derechos exclusivos y excluyentes que concede al momento de realizar cualquier acción en el mercado que nos interesa.