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Crowdfunding: Con la democratización de los recursos tecnológicos y de las comunicaciones a través del social media, se han creado nuevas formas más directas de acceder a formas de financiamiento. Ya no sólo contamos con una comunicación más directa con nuestras audiencias sino que, además podemos hacerlas partícipes de nuestros proyectos a través del financiamiento directo. ¿Cómo es este sistema? Se trata de pedir donaciones, aportes o ventas adelantadas de un proyecto. A través de una plataforma electrónica tus futuros clientes pueden encontrar tu proyecto y donar una cantidad de dinero determinado para un producto que todavía está en desarrollo y que necesita de una cantidad de dinero básica para financiarse. Es un sistema al que cada vez más gente está recurriendo para fundar sus empresas y que ha tenido mucho éxito. Hasta aquí todo suena a ganar, ganar, ganar y realmente lo es: tienes una idea y piensas que esta podría serle útil a un grupo determinado de personas, haces campaña en redes sociales y aquellos interesados en comprar tus productos podrán comprar por adelantado o donar según sea el caso. Hay varias alternativas en boga para lograr esto: ofrecer un paquete de productos con distintos precios y una fecha de entrega a futuro o una donación con un compromiso, ya sea de menciones en campañas o prioridad en futuros productos. Este tipo de financiamiento presenta muchísimas ventajas pero también grandes desafíos pues se trata de generar una extrema confianza en nuestro público y suficiente compromiso como para que deseen involucrarse con la marca como mecenas. Aparte de ofrecer algunas complicaciones legales derivadas de campañas, usos de marca, registros y manejo de compromisos de ventas futuras. En todo caso todo esto es más sencillo que el financiamiento tradicional, a través de un banco o por préstamos personales. Busca las principales plataformas de crowdfunding, ponte en contacto con un buen abogado y empieza a trabajar en ese proyecto soñado.